Bahía Blanca, 48 horas en la capital del básquet argentino

Con Pepe Sánchez hablamos sel proyecto del Weber Bahía

En Bahía Blanca hemos encontrado uno de los objetivos del viaje: esencia de baloncesto. Tanto Fernando como Enric hemos recordado en Bahia por qué nos embarcamos en esta bonita aventura. No hace falta estar más de una hora en esta ciudad para saber que uno ha llegado a una capital del baloncesto a la altura de Badalona, Kaunas o Belgrado. Bahía Blanca, a 636 kms al sur de la capital federal, huele a baloncesto. No vemos por la calle gente especialmente alta, tampoco ningún gran pabellón, de hecho hay un club de fútbol en la primera división, pero no cabe duda que es una ciudad diferente. Es una ciudad de basquetbol, como dicen ellos.

Y es que en el país donde nacieron Maradona y Messi, donde el fútbol paraliza la nación, hay una ciudad donde rara es la persona que no ha jugado a baloncesto o está vinculada a uno de los 21 clubes que hay en la ciudad. Ésta urbe de poco más de 300.000 habitantes tiene una relación especial con nuestro deporte. Los pabellones de Bahiense del Norte, Olimpo, Liniers o Estudiantes han visto desde bien pequeños botar el balón a Pepe Sánchez, Alejandro Montecchia, Juan Alberto Espil, Pancho Jasen o uno de los mejores exponentes del baloncesto mundial, Manu Ginobili. Actualmente cada fin de semana 3500 niños y adolescentes juegan a baloncesto en esta ciudad aunque nadie sabe explicar muy bien el origen de esta tradición. Pepe Sánchez, con quien charlamos distendidamente, se atreve a intuir el origen por la importancia que tuvo en el siglo pasado el puerto de Bahía Blanca y las influencias que por esta vía la ciudad pudo recoger.

La Asociación Bahiense del basket

 

La primera «cancha» a la que nos dirigimos es la de Bahiense del Norte. Allí nos espera Alejandro «el colo» Navallo, director técnico desde hace 20 años del club en que compartieron aros y balones Montecchia, Ginobili y Pepe Sánchez, aunque éste último recaló en el club después de haber empezado a jugar fuera de Bahía. Hablamos de la historia de los diferentes clubes de la ciudad, de Ginobili, del trabajo con los jugadores de formación, de «entrenar» y de «enseñar», pero la charla se extiende menos de lo que nos gustaría. Nos espera Pepe Sánchez para explicarnos el proyecto del Weber Bahía que él lidera y donde ha conseguido unir a «el Puma» Montecchia, Juan Alberto Espil y a Sebastián «Sepo» Ginobili como entrenador.

Pepe nos explica que después de su experiencia en Estados Unidos y en Europa ha tratado de exportar el modelo de club con el objetivo de «hacer un proyecto que involucre a toda la ciudad y desde figuras representativas ser el equipo que representa a Bahía Blanca en la Liga Nacional». Afirma que el club no está solo centrado en la parte deportiva si no que también está muy concienciado con la responsabilidad social y por este motivo desarrolla iniciativas sociales para transmitir los valores de la organización. Al hilo de hablar de los jóvenes jugadores del Bahía Basket acabamos intercambiando opiniones sobre la figura del base en el baloncesto moderno.

Encuentro entre Club Olimpo y Bahiense del Norte Junior

El siguiente pabellón al que nos dirigimos es el del Olimpo, club histórico de la ciudad. Aquí presenciamos uno de los derbis locales Olimpo vs Bahiense del Norte de categoría junior en que cada equipo cuenta con un jugador en las categorías inferiores de la selección Argentina. Marcelo Allende, con quien habíamos intercambiado correos desde España comparte unos minutos del partido con nosotros y nos presenta a algunos miembros de la directiva del Olimpo, con quienes «platicamos» sobre el baloncesto argentino y nuestras primeras sensaciones de una ciudad en la que aún no habíamos estado más de ocho horas, pero que no dejaba de sorprendernos. El mismo Marcelo se ofrece a llevarnos a la Asociación de Baloncesto de Bahía Blanca, a una «cuadra» del pabellón.

Si hay algo que se respeta especialmente en esta ciudad es su historia. Aunque nadie discute a Manu Ginobili como el mejor jugador de básquet argentino de la historia, no es extraño escuchar hablar de otros jugadores de épocas pasadas, especialmente de Alberto Cabrera, un adelantado a su tiempo que dominó el baloncesto bahiense y de todo el país en la década de los 60 y 70. A los cinco años y un día de su muerte ya tenía una calle en Bahía Blanca  –la ley no permite hacerlo hasta pasado ese tiempo- y junto con De Lisazo y Fruet, fueron los grandes artífices de que la ciudad venciese continuamente en los campeonatos provinciales previos a que existiese la Liga Nacional. Es en la Asociación Bahiense, la institución que organiza las competiciones locales, donde nos damos cuenta de la grandeza de esta ciudad. Un museo dedicado al baloncesto en que los trofeos y actas de encuentros comparten espacio con retratos pintados en las paredes de los ídolos locales y fotografías de los últimos héroes del básquet bahiense que han logrado ser internacionales.

De Lisazo y Fruet son dos de las leyendas del básquet de Bahía Blanca

En un santuario así es inevitable hablar de las dos grandes hazañas de Bahía Blanca. La primera data de 1971 cuando la selección de Bahía Blanca ganó por 78 a 75 a la selección yugoslava que acababa de proclamarse campeona del mundo en Ljubliana. En un tour de los plavi por Argentina que sirvió para inaugurar el estadio “Norberto Tomás” del Club Olimpo, los bahienses les sorprendieron con 18 puntos de Cabrera y 15 de De Lisazo. Ante más de 3.500 espectadores se logró una proeza que los que la vivieron no se cansan de recordar. La más reciente es la Final de los Juegos Olímpicos de Atenas de 2004 en la que Argentina se proclamó campeona del mundo ante Italia. Tres integrantes de Bahía Blanca finalizaron el encuentro juntos en la pista: Pepe Sánchez, Ale Montecchia y por supuesto, Manu Ginobili. Rememoramos la hazaña con el entrenador local Alejandro “Paco” Álvarez, con gran experiencia en la Liga Nacional y el reputado periodista Rafael Emilio Santiago, la voz de la radio de una ciudad, en la que durante más de 40 años narró el básquet de Bahía Blanca así como numerosos torneos internacionales con la Selección Argentina.

Si en nuestro paso por Inglaterra apenas habíamos encontrado un breve sobre baloncesto en los periódicos de Reino Unido, en Bahía Blanca desayunamos con que el diario local La Nueva, tiene espacio para dedicar unas líneas a nuestra aventura dentro de las páginas de básquet que copan la información deportiva. El propietario de la cafetería, que en su etapa de técnico dejó fuera a Manu Ginobili de una selección bahíense, nos explica que acá en todas las familias conocen a alguien que ha jugado al baloncesto. La pasión pasa de generación en generación. Los niños juegan donde sus padres y jugar al baloncesto se convierte en una cuestión de estatus. Paradójicamente nunca un club de Bahía Blanca ha logrado la Liga Nacional, lo que sirve al resto del país para cuestionar ese mote de capital de básquet. Pero nosotros no tenemos ninguna duda de que hemos estado durante 48 horas en una ciudad que vive por y para el baloncesto.

El perfil de Argentina

Facundo Petracci, Director de la Escuela Nacional de Entrenadores

Facundo Petracci, Director de la Escuela Nacional de Entrenadores

Nos recibió en Buenos Aires pero su corazón es Bahiense. Facundo Petracci es Director de la Escuela Nacional de Entrenadores de Basquetbol de Argentina y a pesar de su juventud tiene en su mochila experiencias en países como el Líbano o Siria. Nuestro anfitrión nos invita a un asado en la llanura argentina de La Plata, en casa del “profesor” Nico. Una orgía de carne que difícilmente olvidaremos durante el resto del viaje. Entre Gintonics de mate conversamos sobre su estancia por el Curso de Entrenador Superior en La Laguna, digirido por Miguel Martín, donde tomó ideas para trasladarlas a Argentina. Tras su paso por España decidieron adaptar el modelo de la FEB y centralizar el Curso 3 en una fase presencial de ocho días en la que estuvo el técnico de UCAM Murcia Diego Ocampo. Al día siguiente nos recibió de punta en blanco en la Confederación Argentina para hablar ya con grabadora en mano de los cursos de entrenador pero también de la transición de la Generación Dorada de la selección albiceleste. Le preguntamos por las rasgos característicos del básquet argentino: gran compromiso, una defensa de mucha intensidad, jugadores tácticamente muy inteligentes en ataque y por encima de todo una marca que ha dejado huella en los últimos años, el extra pass y la solidaridad ofensiva como seña registrada»

 

 

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