NCAA: donde el baloncesto no está reñido con los estudios universitarios
Al terminar el instituto y su etapa junior muchos jóvenes que quieren seguir practicando baloncesto a alto nivel tienen que priorizar deporte o estudios. Son muy pocos los que han podido compatibilizarlos las dos opciones sin menospreciar alguna. Allá por los años 90, cuando no era tan habitual como en la actualidad, jugadores que más tarde se consolidaron en la ACB como Iker Iturbe, Rafa Vidaurreta o Rodrigo de la Fuente, decidieron marchar a Estados Unidos para seguir con su formación académica y al mismo tiempo continuar evolucionando como jugadores.
Año tras año, cada vez más jóvenes escogen este camino. Esta temporada casi 40 jugadores y jugadoras de baloncesto estudiarán en alguna universidad norteamericana con beca deportiva. Además, en el caso de las chicas, muchas de ellas son jugadoras referencia en las categorías inferiores de la selección española y han rechazado propuestas de equipos profesionales en España.
Pero el baloncesto universitario en Estados Unidos no es sólo las afamadas universidades de Duke, North Carolina o South Carolina, de donde cada temporada salen jugadores y jugadoras de gran nivel internacional; la NCAA ofrece más de 300 universidades en las que deportistas de diferentes perfiles, condiciones y aspiraciones pueden acceder a las becas que les permiten compatibilizar estudios y competición deportiva del máximo nivel sin ningún tipo de conflicto. No cabe duda que pese a tratarse de una liga univeritaria donde los estudiantes no reciben ningún ingreso más allá de la beca, la organización y los recursos que destina cada universidad no tienen nada que envidiar a los que se destinan en el baloncesto profesional español. Las universidades apuestan por el deporte como parte de la formación integral de sus estudiantes y el rendimiento académico es tan valorado como el deportivo.
Además de los diferentes jugadores que aparecen en el vídeo también visitamos a Marco Porcher, que se encuentra en su último año en la Florida International University y que nos habló del espectáculo en que se convierte cada encuentro de NCAA. «El sentimiento de pertenencia a la universidad es muy grande. En los partidos que jugamos en casa hay muy buen ambiente con la banda de música, las cheerleaders y los compañeros que vienen a vernos. Todos somos parte de la gran familia de la Florida International University»
Centrándonos en las diferencias con el baloncesto europeo, el zaragozano Jorge Sanz, buen conocedor del baloncesto universitario estadounidense tras cinco años trabajando con la Florida Atlantic University, reconoce que las capacidades atléticas de la mayoría de jugadores condicionan enormemente el juego. En este sentido cuenta una curiosa anecdota que ejemplifica como las características físicas eclipsan en muchos casos a las destrezas técnicas. «Teníamos un jugador que no sabía hacer bandejas por la izquierda ya que siempre que se había visto en esta situación acababa saltando y dejando el balón con las dos manos muy cerca del aro o hacía un mate. Nunca había tenido la necesidad de hacer algo diferente». Como bien afirma Jorge «es importante saber hacer una bandeja con la izquierda pero no es fundamental. Son distintas maneras de conseguir el mismo objetivo».
El nivel físico de la NCAA está permitiendo a los cuatro protagonistas del vídeo mejorar sus condiciones físicas. Todos coinciden en que el volumen de horas que dedican al baloncesto y la intensidad del trabajo les está beneficiando y todos reconocen una evolución en su juego. En cualquier caso, una vez terminen sus estudios muchos de ellos podrán escoger no solo si vuelven a España, sino también si quieren dedicarse profesionalmente al deporte o entrar al mercado laboral con un título universitario y buen dominio del inglés.