Cuando se planifica una vuelta al mundo lo primero que se tiende a destacar es el número de continentes o países que se va a visitar. Si algo tuvimos claro en este Basket World Tour es que la parte más importante de nuestro viaje sería el número de personas, instituciones y pistas de baloncesto que íbamos a conocer. Aprender a partir del contraste es una forma de crecer en cualquier ámbito ya sea personal, profesional o deportivo.
El primer continente que pisamos en el Basket World Tour fue América. De sur a norte. Llegamos en Octubre a Buenos Aires y lo dejamos en Enero en Nueva York. Quizás fue el continente que nos ofreció más contrastes; de los afamados jugadores españoles que juegan en la mejor liga del mundo, a las humildes iniciativas de baloncesto escolar de los barrios de Montevideo. Argentina, Uruguay, Brasil, México y EEUU. Muchas diferencias, pero siempre con alguien botando el balón con las manos. De las escuelas de baloncesto en el país de “Manudona”, al Madison Square Garden, donde tuvimos la oportunidad de hablar con Jose Manuel Calderón. De la vida de entrenadores españoles que han cruzado el charco para seguir trabajando en su pasión, a los playgrounds como Rucker Park. Sin olvidarnos claro de las universidades norteamericanas y conocer interesantes proyectos para la infancia de instituciones como la Gasol Foundation.
Nuevo año, nuevo continente: Asia. Al pensar en Asia y baloncesto quizás la primera imagen que nos viene a la mente es Yao Ming. No obstante, en el baloncesto, como en muchos otros ámbitos, el continente asiático crece a un ritmo vertiginoso. No es casualidad que entrenadores como Lucas Mondelo, Curro Segura o Trifon Poch nos recibieran ya por entonces entrenando en China y Japón. Nosotros nos acercamos a esos pabellones para descubrir lo que estos entrenadores, sienten y viven a diario.
Al viejo continente, el nuestro, llegamos la primera semana de Febrero. Lituania, Alemania, Italia, Grecia, Serbia, Croacia… De la mano de Jordi Sampietro de Belgrado Basketball (DEP) conocimos los lugares donde se forjaron las leyendas del baloncesto yugoslavo como Petrovic, Radja, Kukoc, Divac o Bodiroga y de la que siguen saliendo innumerables talentos año tras año. En Lituania conocimos las academias de Arvydas Sabonis y Sarunas Marciulonis, un modelo de enseñanza de baloncesto que cada vez tiene más peso con el paso de los años. Casi al final de este viaje llegamos a los primeros países en los que el baloncesto sí era el deporte rey.
Fue un viaje de seis meses donde nos quedaron muchos lugares pendientes. La epidemia del ébola nos impidió viajar a África como teníamos previsto pero también nos quedaron muchos otros países pendientes que nos hubiese gustado visitar. Muchas ciudades y muchas personas que nos enseñaron a ver la vida y nuestro deporte de otra forma.
Quién sabe, ¿por qué no puede haber una segunda edición del viaje en los próximos años?