Mateo Rubio: «Volvería a entrenar en Uruguay sin dudarlo»

Baloncesto en Uruguay. Mateo Rubio, entrenador en Trouville.

Mateo Rubio en un tiempo muerto con Trouville. (Foto: trouville.com.uy)

No conoce el descanso ni en verano. Minutos antes de tener una conversación de cerca de una hora sobre su experiencia en Uruguay, Mateo Rubio mejoraba el tiro de Álex Llorca, la pasada temporada en el Força Lleida y con pasado ACB en Manresa. La forma en que explica los pequeños cambios que quería introducir en la mecánica del joven escolta de Esplugues de Llobregat evidencia la importancia que da a los detalles. Sobre esos detalles versa buena parte de su historia en Montevideo, una ciudad, que centraliza el baloncesto del país sudamericano y que tiene su propia división en la Liga Uruguaya. Llegó allí para tres meses y acabó quedándose dos temporadas siendo incluso nombrado seleccionador del país pero sin llegar a debutar. Contradicciones de un país que es capaz de colocar un club en la final de la Liga Sudamericana superando a equipos de Argentina o Brasil, pero que a nivel institucional tiene aún camino por recorrer.

Mateo Rubio sufrió en primera persona cómo afectó la crisis económica al baloncesto español. Cantabria Lobos, CB L’Hospitalet y ADT Tarragona, equipos en los que estaba entrenando, no pudieron salir profesionalmente a competir y tras tiempo sin trabajar en la primera línea, recibió la oferta de dirigir un proyecto formativo en tres provincias de Uruguay donde apenas se practica el baloncesto. No se lo pensó. Lo que iba a ser un viaje temporal de formación se convirtió en una oportunidad de entrenar en la Liga Uruguaya. El azar fue determinante.

El que era entonces el entrenador de Trouville dejó su cargo en la jornada cinco porque le ofrecieron un alto cargo de directivo en un banco y la persona que me llevó a Uruguay, Enrique Belo, dio mi nombre al club y me ficharon a los pocos días. Tuve que llamar a mi familia para contarles que lo que iban a ser tres meses finalmente sería una temporada entera”, explica Mateo.

Baloncesto en Uruguay Mateo Rubio, entrenador en Trouville.

Mateo Rubio fue entrenador del Trouville de Uruguay (Foto: trouville.com.uy)

Con la emoción de trabajar en un baloncesto diferente pero sin apenas conocimiento de la Liga cogió un equipo formado por 11 jugadores de un nivel similar, salvo los dos norteamericanos que eran sensiblemente mejores al resto. No conocía las jerarquías ni quién tenía los galones en el equipo y comenzó a rotar en todos los encuentros a los 10-11 integrantes de la plantilla. En un baloncesto donde entran únicamente en juego el quinteto titular y un par de jugadores de banquillo, chocó su filosofía y aunque la prensa le criticó al principio por ello, pronto llegarían los resultados.

“Lo mejor de todo es que el equipo me compró la idea de las rotaciones. Además, allí los entrenadores hacían mucho 5×5, contraataques de 11, como aquí hasta hace solo unos años. Y de repente los jugadores se encontraron con que yo hacía cosas diferentes, ejercicios más reducidos, entrenamientos más cortos pero más intensos, y claro, cuando viene aire fresco te gusta”, nos cuenta el técnico de sus primeros días en Trouville.

Su influencia en el baloncesto uruguayo cambió la forma de jugar de otros muchos equipos. Los clubes con más presupuesto cuando jugaban contra el Trouville rotaban más de lo habitual para competir porque el ritmo de juego impuesto por el técnico español era muy superior. O tiraban de banquillo, o les reventaban físicamente. Su gran temporada le valió para quedarse más tiempo en el baloncesto profesional uruguayo y para ser ayudante de la selección nacional en el clasificatorio para el Mundial de España. Uruguay no se clasificó y se metieron finalmente Argentina, Puerto Rico y México. Era una selección donde estaba Batista pero no Granger.

Con él y con Osimani, un gran base con experiencia en Argentina y Brasil y que no pudo ir por lesión, nos hubiésemos clasificado…. El torneo estuvo muy bien y fue una experiencia muy positiva pero para el jugador uruguayo o se gana o todo es una mierda, no acepta la derrota. Me quedó una sensación agridulce porque resulta que te está ganando Puerto Rico que es un equipazo y los jugadores perdían los papeles. Tú has de prepararte para ganar a los que tienes que ganar que son Venezuela o México”, argumenta Mateo, que cree que se podría haber gestionado mejor la situación.

Mateo Rubio fue asistente de la Selección de Uruguay

Mateo Rubio fue asistente de la Selección de Uruguay.

Después del clasificatorio y renovar con Trouville le ofrecieron ser seleccionador para el torneo de ODESUR, una especia de olimpiada que se celebra en marzo. Al final Uruguay decidió no participar porque el comité organizador dio las fechas solo un mes antes de disputarse el campeonato por lo que los clubes de Uruguay presionaron para no ceder a los jugadores. Tanto Uruguay como Brasil se retiraron y Mateo se quedó sin debutar como seleccionador.

Hablé con la Federación y les pregunté por el Sudamericano de este verano y siempre me decían que estuviese tranquilo, que confiaban en mí. Sin embargo pasaron las semanas y nunca supe nada más. Para mi fue una desilusión y una decepción enorme. Si confían en una persona creo que tienen seguir el proceso pero lo asumo, no soy una persona rencorosa”.

Que no renovara una tercera temporada en Trouville influyó en que finalmente no fuese el elegido porque suponía una serie de costes a la Federación que no estuvieron dispuesto asumir. Eso no justifica sin embargo las formas con que se enteró de la noticia. Fue por la prensa como supo que finalmente y solo diez días antes del torneo, sería un argentino quien se haría cargo de la Selección de Uruguay. Las disculpas del vicepresidente de la Federación por todo lo ocurrido no compensaban el tiempo que estuvo esperando esa llamada diciendo que no a otras opciones deportivas para la próxima campaña.

Mateo Rubio decidió no renovar en Trouville por su familia y porque consideraba que ya no podía aportar más a ese club si no lograban aumentar el presupuesto para jugadores. Tras dos años quedando sextos y cayendo en cuartos de final, únicamente una oferta de un club grande que tuviese opciones de disputar la Liga Sudamericana de clubes le hubiese retenido en Uruguay. El balance sin embargo de su paso por Sudamérica lo considera muy positivo.

 

Me he sentido muy querido y muy valorado por muchas personas y volvería a trabajar en Uruguay en un futuro sin dudarlo. El estar fuera no solo te hace valorar el baloncesto español sino que te hace ver que no solamente aquí se hace un buen trabajo. He aprendido mucho en Uruguay, de los jugadores, de los directivos y de los otros entrenadores y soy mejor persona y mejor profesional gracias a haber vivido esta aventura», afirma Mateo.

El baloncesto que se encontró en Uruguay podría equipararse perfectamente al de la LEB Oro actual pero tiene mucho mayor seguimiento mediático al tratarse de la Liga nacional.  Aunque el baloncesto está focalizado en Montevideo sí que hay seguimiento en todo el país gracias a los medios de comunicación, que realizan programas de baloncesto tres y cuatro días a la semana y programas de radio diarios exclusivos de nuestro deporte.

El quinteto titular de los seis equipos de arriba podría competir perfectamente en LEB Oro pero cuando comenzamos a rotar banquillo la cuestión se iba complicando. Mientras estaban los dos americanos en pista y con los tres o cuatro mejores jugadores uruguayos el nivel era muy alto. Ahora la liga ha mejorado porque ha vuelto Nicolás Mazzarino que estaba jugando en Italia, en Cantú, aunque al mismo tiempo un gran base como Bruno Fitipaldo ha fichado por Peñarol en Argentina. El nivel es equiparable a la LEB Oro pero el seguimiento mediático es muchísimo mayor”, asegura el técnico.

Mateo Rubio, entrenador de Trouville.

Mateo Rubio fue entrenador de Trouville.

Las diferencias entre un país y otro, entre un baloncesto y otro, son notables. Las instalaciones, la organización, la gestión de todo lo que rodea al baloncesto uruguayo no tiene nada que ver al español.

Lo primero que me chocó es que toda la Liga regular es en Montevideo. El desplazamiento más largo fue de 15 minutos en coche. Iba a cuatro pistas, canchas como las llaman ellos, caminando. Se juega dos, tres veces por semana, algo desorganizada porque al principio de liga no sabes cuándo vas a jugar”, nos explica de sus impresiones de la competición.

Se juega lunes, miércoles, viernes, a las 21.00 de la noche en invierno… pero los pabellones siempre están llenos. Cada jornada se juegan ocho partidos y de media en cada pista hay 500-1000 personas porque los pabellones son pequeños. Eso significa que hay más de 5000 personas un miércoles viendo baloncesto en directo en una sola ciudad. La asistencia depende también de la rivalidad entre equipos, según los barrios, pero la afición hacia el baloncesto es muy grande”.

¿Pero qué tiene que mejorar el baloncesto uruguayo? Mateo vivió la gran falta de gestión deportiva en el país que provocaba que muchos encuentros no se disputasen y por tanto se dieran continuas alteraciones en el calendario.

Si la policía no aparecía en el partido no se jugaba porque tenía que haber una seguridad sobre todo cuando había mucha rivalidad. Si había llovido, había goteras y no se jugaba. Un día, no funcionaba el marcador y no se jugaba. Es una ciudad muy húmeda porque está el Río de la Plata… y si estaba la pista mojada, no se jugaba. Otro día llegaban los bomberos, determinaban que había algo que no cumplía las medidas de seguridad y no se jugaba”, explica Mateo.

La falta de determinación por parte de la liga para obligar a los clubes a que mejoren las instalaciones es la principal razón por la que no acaba de despegar el baloncesto de ese país.

La arbitrariedad de ciertas normas no escritas en ningún reglamento es lo que peor llevó Mateo Rubio de su paso por Uruguay. Un jugador extranjero, no uruguayo, que jugara un solo partido con un equipo, ya no podía competir en las dos próximas temporadas con otro equipo si no había acuerdo entre clubes aunque no hubiese un contrato de por medio… O lo es que es aún más sorprendente. Un niño que se apunta a jugar a baloncesto con tres años pertenece a ese club hasta los 23 aunque cambie de residencia y no puede jugar en otro equipo si no existe de nuevo ese acuerdo entre clubes, aunque esté pagando una cuota. Normas impensables en el baloncesto español. A pesar de ello se producen excepciones y algunos clubes mejor gestionados están progresando con el paso de los años como demostró esta campaña Aguada, que jugó la Final de la Liga Sudamericana perdiendo la final contra el Uniceub brasileño. Esa falta de profesionalidad y de cuidar los detalles también se traslada a la formación de los jugadores y a toda la sociedad en general.

Tuve la oportunidad de dar charlas a grupos de empresas de motivación y coaching y yo les decía que hay una frase uruguaya que a mí no me gusta nada. Ellos dicen mucho ta, ta, ta. Que significa, ok está, está bien… Si el está bien es una excusa al final para no hacer del todo bien las cosas y no subir el punto que me queda para subir un escalón es que no está bien, eso ya es dejadez”, afirma convencido el técnico.

Pero es en la formación del jugador uruguayo donde más se echa en falta esos detalles. Mateo pone el ejemplo de un interior de 2.04 de solo 19 años, Hernando Cáceres, con un tiro exterior horrible, al que nunca le habían corregido la mecánica de tiro. Tampoco él estaba preparado para asumir esos cambios.

Lo que sí hay es mucho corazón. Todos los equipos son vamos vamos vamos, lo ponemos todo, pero de repente hay un jugador que lo ves entrenar y es un animal pero tiene un tiro muy malo. O un jugador que físicamente es una bestia pero no tiene izquierda. Falta esto, pulir a los jugadores en todos los sentidos”.

El gran físico de los jugadores se entiende por la importancia de los preparadores físicos en la estructura de los clubes ya que en muchos casos es el único profesional del equipo porque los entrenadores no siempre trabajan en exclusiva para el baloncesto.

Si vieses la cantidad de horas que están en la sala de pesas, al menos en mi club, es brutal. Y yo les decía, si el 25% del tiempo que dedicáis a las pesas se las dedicarais a mejorar la técnica individual, seríais técnicamente perfectos”.

Jugadores como Bruno Fitipaldo, Leandro García Morales o Panchi Barrera son excepciones en un baloncesto muy físico que provoca que el juego se ensucie con frecuencia.

Punta Trouville en la Rambla de Pocitos

Punta Trouville en la Rambla de Pocitos (Foto: Wikipedia)

La conversación con Mateo Rubio acaba inevitablemente hablando sobre la calidad de vida de Montevideo.

Uruguay tiene una mentalidad muy parecida a la nuestra con unos horarios para comer y cenar muy similares, con toda la gente en la calle… aunque son mucho menos consumistas que aquí. Se reúnen en la Rambla, en el Paseo marítimo, a tomar mate y a hacer deporte. Luego está la barra, que es el grupo de amigos que se reúnen prácticamente cada semana para realizar un asado. Ellos se definen como tercer mundo pero no lo son aunque sí hay mucha desigualdad, sobre todo en determinados barrios”.

Mateo vivía en un barrio cajetilla, lo que nosotros denominaríamos un barrio pijo, pero cuando fue a otras pistas pudo comprobar otras realidades de Montevideo. A Uruguay históricamente le llamaban la Suiza de América pero nos cuenta que ellos peyorativamente dicen que se están sudamericanizando debido al incremento de la pobreza en las clases medias y bajas lo que ha provocado que aumente la conflictividad en las calles.

En mi barrio viví un tiroteo aunque no es lo habitual. Volvía de entrenar y cerca de mi casa escuché pam pam y yo pensé que serían cohetes pero vi a un hombre disparando a la policía. El problema de allí es que hay mucha droga en determinados barrios, la pasta base que le llaman, que es lo peor, el residuo de la cocaína, y también hay mercado negro de armas. Y claro, es una combinación muy peligrosa”.

Es el propio Mateo el que se apresura a decirnos que nadie se escandalice por ello porque tampoco es tan frecuente y que recomienda a todo el mundo viajar allí a disfrutar de sus espectaculares playas. Y es que el técnico solo tiene palabras de agradecimiento de su paso por Uruguay.

Me he sentido menos extranjero en Uruguay que está a 12 mil kilómetros que en Bélgica que está sólo a mil. Ya somos 80 entrenadores españoles que se han ido fuera de España. Al principio se veía como que nos teníamos que exiliar para trabajar pero realmente es una gran oportunidad de conocer una cultura nueva o un idioma en otros casos, y te cambia completamente la forma de ver las cosas, aprecias aún más el baloncesto español”

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